Por esa razón, dispusimos para los Hijos de Israel que, quien matara a un ser humano sin que este hubiera cometido un crimen o hubiera corrompido en la Tierra, fuese considerado como quien mata a toda la humanidad y quien le salvase, como quien salva a toda la humanidad. Ciertamente, llegaron a ellos Nuestros Mensajeros con las pruebas claras, pero, tras ello y a pesar de ello, muchos de ellos cometieron excesos en la Tierra.