Desde ahora, quedan prohibidas para vosotros vuestras madres, vuestras hijas, vuestras hermanas, vuestras tías paternas y maternas, las hijas de vuestros hermanos y hermanas y vuestras madres y hermanas de leche y vuestras suegras, las hijas de vuestras esposas, que están bajo vuestra custodia, una vez que hayáis consumado el matrimonio con sus madres, pero si no lo habéis consumado no cometéis pecado con ello; las esposas de vuestros propios hijos y que os unáis con dos hermanas al mismo tiempo, excepto si lo hicisteis en el pasado. En verdad, Dios es perdonador, misericordiosísimo.