Verdaderamente, entregamos a Moisés la Escritura [Sagrada] y después de él seguimos enviando profetas. Y dimos a Jesús hijo de María las pruebas claras y le fortalecimos con el Espíritu Santo.1 ¿Es que, cada vez que os lleguen Mensajeros que vuestro ego no desea, os mostraréis arrogantes? Habéis desmentido a algunos y a otros los habéis matado.