Aquellos a quienes les fue dada la Escritura [Sagrada] no seguirán tu Qibla aunque vayas a ellos con toda clase de señales, y tú no seguirás la Qibla de ellos, ni unos ni otros seguirán la Qibla del otro. Y, si siguieras sus deseos después del conocimiento que ha venido a ti, serías entonces, ciertamente, uno de los opresores.