Y [hemos planteado además otra parábola de la conciencia de Dios en la historia de] María, hija de Imrán, que guardó su castidad, y luego insuflamos [algo] de Nuestro espíritu en eso [que había en su vientre], y que confirmó la verdad de las palabras de su Sustentador –y [con ello,] Sus revelaciones --y fue de las realmente devotas.