Di: «No encuentro en lo que me fue revelado que se prohíba a nadie comer ningún alimento, excepto carroña o sangre derramada o carne de cerdo, pues es, en verdad, impura; o aquello sobre lo que, con pecado, se haya pronunciado al sacrificarlo otro nombre distinto al de Dios. Pero quien se vea obligado y no lo haga por deseo o por rebeldía [no peca]. En verdad, tu Señor es perdonador, misericordiosísimo con los creyentes.