No son lo mismo los creyentes que se quedan en casa, excepto si sufren alguna enfermedad o impedimento, y los que se esfuerzan por la causa de Dios con sus bienes y sus personas. Dios ha favorecido a los que se esfuerzan por la causa de Dios con sus bienes y con sus personas, situándoles en una categoría superior a los que se quedan en sus casas. Dios ha prometido a todos ellos una buena recompensa, pero a los que se esfuerzan, Dios les favorecerá con una recompensa inmensamente mayor que a los que permanecen en sus casas.