Los hombres son los encargados de proteger y atender a las mujeres por aquello con lo que Dios ha favorecido a unos sobre otros y por lo que gastan de sus bienes. Y las casadas virtuosas son discretas y protegen en ausencia [de sus esposos] lo que Dios ha encargado proteger. Y a aquellas de las que temáis una conducta rebelde y obstinada, amonestadlas [primero], y [si no surte efecto] abandonadlas en el lecho y [en última instancia] golpeadlas. Pero si os obedecen, no hagáis nada contra ellas. Dios es Excelso, Grande.