Su Señor les respondió a su súplica: «En verdad, Yo no dejo que se pierda la obra de nadie que obre bien, sea hombre o mujer. Procedéis unos de otros. Ocultaré los pecados de aquellos que emigraron y fueron sacados de sus casas y fueron molestados por Mi causa y combatieron y fueron matados, y Les haré entrar en Jardines por los cuales fluyen arroyos. ¡Recompensa procedente de Dios!¡Y Dios tiene junto a Él la mejor recompensa!»