En verdad, por una misericordia de Dios, fuiste blando con ellos, pues, si hubieras sido seco y duro de corazón, rápidamente se hubieran apartado de ti. Por tanto, perdónales y pide el perdón para ellos y consúltales en el asunto. Después, cuando tomes una decisión, confía en Dios. En verdad, Dios ama a los que confían en Él.