Aquellos que comen de la usura,1 no se levantarán sino como se levanta quien ha sido tocado de locura por Satanás, y no pueden mantener su equilibrio,2 por haber dicho: «Ciertamente, la venta es igual que la usura.», cuando Dios ha hecho lícita la venta y ha prohibido la usura. A quien le llegó una exhortación procedente de su Señor y renunció,3 podrá quedarse lo que obtuvo y su caso será remitido a Dios. Pero quien reincida, será de la gente del Fuego, en el que estarán eternamente.