Y, cuando divorciéis a vuestras mujeres y éstas hayan cumplido su plazo de espera, tomadlas como es debido o dejadlas ir como es debido, pero no las retengáis causándoles molestias, transgrediendo las leyes de Dios, pues, quien actúe así, será injusto consigo mismo. No toméis las señales de Dios a burla y recordad la bendición de Dios para vosotros y lo que Él os reveló de la Escritura [Sagrada] y de la Sabiduría, para advertiros con ello. Temed a Dios y sabed que Dios tiene conocimiento de todas las cosas.