La Humanidad constituía una sola comunidad1 y después Dios designó a los profetas como portadores de buenas nuevas y advertidores [del castigo] e hizo descender con ellos la Escritura [Sagrada] con la Verdad para que juzgasen entre los hombres en aquello en lo que no se ponían de acuerdo. Después de haber llegado a ellos las pruebas claras, aquellos a los que les fueron dadas no discreparon, excepto algunos por envidia entre ellos. A aquellos que creían, Dios, por su voluntad, les guió a la Verdad de aquello en lo que discrepaban. Dios guía a quien Él quiere al camino recto.