EN VERDAD, quienes suprimen en lo más mínimo la revelación que Dios ha hecho descender y lo malvenden por un provecho insignificante --sólo se están llenando el vientre de fuego. Dios no les hablará en el Día de la Resurrección, ni les purificará [de sus faltas]; y les aguarda un doloroso castigo.