Y entonces, una vez transcurridos los meses sagrados, matad a aquellos que atribuyen divinidad a otros junto con Dios dondequiera que los encontréis,hacedles prisioneros, sitiadles y acechadles desde cualquier lugar que se os ocurra. Pero si se arrepienten, establecen la oración y pagan el impuesto de purificación, dejadles en paz: pues, ciertamente, Dios es indulgente, dispensador de gracia.