Di: «Si vuestros padres y vuestros hijos, vuestros hermanos, vuestras esposas, vuestro clan, los bienes que habéis obtenido, los negocios por cuyos beneficios teméis y las casas que os satisfacen, os son más queridos que Dios y Su Mensajero y que el esfuerzo por Su causa, entonces aguardad hasta que Dios emita Su veredicto, pues Dios no guía a la gente transgresora.»