Y [se volvió en Su misericordia, también,] a los tres [grupos de creyentes] que habían caído en la corrupción, hasta que al final --después de que la tierra, a pesar de su vastedad, se les hiciera [demasiado] estrecha y sus almas se angostaran [en extremo]-- comprendieron con certeza que no hay refugio frente a Dios excepto en [el retorno a] Él. Entonces, Él se volvió de nuevo a ellos en Su misericordia, para que se arrepintieran: pues, ciertamente, sólo Dios es quien acepta el arrepentimiento y es dispensador de gracia.