Y, he ahí, que Satán hizo gratas a sus ojos sus propias acciones y les dijo: “¡Nadie puede venceros hoy, pues, ciertamente, yo seré vuestro protector!” pero tan pronto como los dos ejércitos se avistaron, salió huyendo y dijo: “¡Ciertamente, no soy responsable de vosotros: ciertamente, veo algo que vosotros no veis: ciertamente, temo a Dios --pues Dios es severo en el castigo!”