Extraeremos de sus pechos lo que quede de rencor o envidia y los arroyos fluirán a sus pies. Y dirán: «Alabado sea Dios, Quien nos guió a esto. Nunca habríamos encontrado la dirección si Dios no nos hubiese guiado. Ciertamente, los profetas de nuestro Señor, vinieron con la Verdad.» Se les convocará diciendo: «Este es el Jardín que se os ha dado en herencia por lo que habéis hecho.»