De ellos hay quien te presta atención, pero hemos puesto velos en sus corazones para que no lo comprendan y hemos ensordecido sus oídos; y aunque vieran toda clase de signos no creerían en ellos. Hasta el punto de que cuando vienen a ti discutiéndote, los que se niegan a creer llegan a decir: Esto no son más que historias de los antiguos.