Y, así mismo, su creencia en seres o en poderes a los que suponen partícipes en la divinidad de Dios hace que [aún] matar a sus hijos les parezca bien a muchos de los que atribuyen divinidad a algo junto con Dios, destruyéndoles así y confundiéndoles en su religión.Pero, si Dios hubiera querido, no lo habrían hecho: ¡apártate, pues, de ellos y de toda su falsa imaginería!