Y cada vez que les llega un mensaje [divino], dicen: “¡No creeremos a menos que se nos dé lo mismo que se les ha dado a los enviados de Dios!” [Pero] Dios es quien mejor sabe a quien ha de confiar Su mensaje.La humillación ante Dios afligirá a los malhechores, y un castigo severo, por todas las intrigas que solían urdir.