Él es Quien hizo salir de sus casas, en el primer destierro, a quienes de la Gente de la Escritura no eran creyentes. No creíais que ellos fueran a salir, y ellos pensaban que sus fortalezas les protegerían de Dios. Pero Dios vino a ellos por donde menos lo esperaban y puso el terror en sus corazones. Destruyeron sus casas con sus propias manos y con las manos de los creyentes. Así pues, ¡Oh, gente que reflexiona! ¡Aprended la lección!