¿Acaso no has visto a aquellos a quienes les fue prohibido hablar en secreto pero vuelven nuevamente a lo que les fue prohibido y hablan en secreto, obrando mal contra sí mismos y contra los demás y desobedeciendo al Mensajero? Y cuando vienen a ti te saludan de manera diferente a como Dios te saluda y dicen para sí mismos: «¿Por qué Dios no nos castiga por lo que decimos?» ¡Será suficiente para ellos el Infierno en el que arderán! ¡Qué mal destino!