[Así pues,] rivalizad entre vosotros por el perdón de vuestro Sustentador, y [con él] un paraíso tan vasto como los cielos y la tierra, que ha sido preparado para los que han llegado a creer en Dios y en Sus enviados: ese es el favor de Dios, que Él concede a quien quiere –pues Dios es de una generosidad infinita.