¿HAS CONSIDERADO alguna vez a ese [tipo de hombre] que hace de sus deseos su dios, y a quien Dios [entonces] ha dejado que se extravíe, sabedor [de que su mente está cerrada a la guía], y ha sellado su oído y su corazón, y ha puesto sobre sus ojos un velo? ¿Quién podría guiarle [entonces,] después de [haber sido abandonado por] Dios? ¿No vais, pues, a recapacitar?