LOS CREYENTES que permanecen pasivos --a excepción de los inválidos-- no pueden ser considerados iguales que aquellos que se esfuerzan por la causa de Dios con sus bienes y sus vidas: Dios ha enaltecido a los que se esfuerzan con sus bienes y sus vidas muy por encima de los que permanecen pasivos. Aunque Dios ha prometido un buen fin a todos [los creyentes], ha enaltecido a los que se esfuerzan por encima de aquellos que permanecen pasivos [prometiéndoles] una magnífica recompensa --