y por alardear diciendo: “¡Ciertamente, hemos matado al Ungido Jesús, hijo de María, [que decía ser] el enviado de Dios!”Sin embargo, no le mataron ni le crucificaron, sino que les pareció [que había ocurrido] así; y, en verdad, quienes discrepan acerca de esto están ciertamente confusos, carecen de [verdadero] conocimiento de ello y siguen meras conjeturas. Pues, con toda certeza, no le mataron: