Cuando al ser humano le aflige una desgracia invoca a su Señor, volviéndose a Él contrito. Luego, cuando le llegaun favor procedente de Él, olvida lo que Le imploraba anteriormente y pone semejantes junto a Dios, desviando a otros de Su camino. Di: «Disfruta de tu alejamiento de Dios un poco. En verdad, tú eres de la gente del Fuego.»