Aun así, [hasta Salomón debía morir; mas] cuando decretamos su muerte, nada les hizo ver que estaba muerto salvo un insecto que carcomió su báculo. Y cuando cayó al suelo, los seres invisibles [sometidos a él] vieron claramente que, de haber conocido la realidad que estaba fuera del alcance de su percepción, no habrían seguido [sufriendo] bajo el humillante castigo [a que estaban sometidos].