Y hay, también, entre los hombres quien adora a Dios en la línea divisoria [de la fe]: tal es así, que si le llega un bien, se muestra complacido con Él; pero si le llega una prueba, se aparta completamente, perdiendo [así] esta vida y la Otra Vida: [y,] ¡esta es, en verdad, una pérdida que no tiene parangón!