Y de cuando aceptamos vuestra promesa y elevamos el monte Sinaí por encima de vosotros, que os dijimos: "Recibid fervorosamente cuanto os concedimos y escuchad". Dijeron: "Ya escuchamos; pero, nos rebelamos". Y por su incredulidad, sus corazones fueron inculcados con la adoración del becerro. Diles: "¡Cuan detestable es lo que vuestra creencia os inspira, si sois creyentes!"