Dios no impone a ningún ser una carga superior a sus fuerzas; se beneficiará con el bien que haya hecho y sufrirá el mal que haya cometido. ¡Oh, Señor nuestro! No nos condenes, si nos olvidamos o nos equivocamos. ¡Oh, Señor nuestro! No nos impongas una carga como la que impusiste a nuestros antepasados. ¡Oh, Señor nuestro! ¡No nos agobies con lo que no podamos soportar! ¡Toléranos, perdónanos y apiádate de nosotros! ¡Tú eres nuestro protector! ¡Concédenos la victoria sobre los incrédulos!