¡OH VOSOTROS que habéis llegado a creer! Cuando contratéis un prestamo por un plazo determinado, ponedlo por escrito. Y que un escribano lo redacte con equidad para ambas partes; y que el escribano no se niegue a escribir como Dios le ha enseñado: que escriba pues, y que le dicte quien contrae la deuda; y que sea consciente de Dios, su Sustentador, y no menoscabe en nada su compromiso. Y si quien contrae la deuda fuera débil de mente o cuerpo, o fuera incapaz de dictar, que dicte entonces su tutor con equidad. Y llamad para que sirvan de testigos a dos de vuestros hombres; y si no encontráis dos hombres, entonces, un hombre y dos mujeres que os parezcan aceptables como testigos, de modo que si una yerra, la otra subsane su error. Y los testigos no deberán negarse [a dar testimonio] cuando se les llame.Y no os mostréis reacios a poner por escrito todas las disposiciones contractuales, sean pequeñas o grandes, junto con la fecha de vencimiento; esto es más equitativo ante Dios, más fiable como testimonio y mejor para evitar que os surjan [luego] dudas. A menos que se trate de una transacción que hagáis en el acto, en cuyo caso no incurriréis en falta si no lo ponéis por escrito.Y tomad testigos cuando negociéis entre vosotros, y que no se haga daño a ningún escribano ni a ningún testigo; pues si lo hacéis, ciertamente, sería una falta grave por vuestra parte. Y sed conscientes de Dios, pues es Dios quien [así] os enseña --y Dios tiene pleno conocimiento de todo.