A ti, ¡oh, Apóstol!, no te incumbe el guiarle; en cambio, Dios ilumina a quien le place. Toda caridad que hagáis será en vuestro propio beneficio; y no hagáis erogaciones sino con la aspiración de contemplar el rostro de Dios. Y sabed que toda caridad que hagáis os será recompensada con creces, y no seréis defraudados.