¿No has reparado, ¡oh, Apóstol! en la nobleza de los israelíes, después de la muerte de Moisés, cuando dijeron a su profeta: "Desígnanos un rey, que combatiremos por la causa de Dios". Y él les dijo: "¿Es posible que no combatáis cuando se os prescriba la lucha?" Dijeron; "¿Y qué excusa tendríamos para no combatir por la causa de Dios, ya que hemos sido expulsados de nuestros hogares, y alejados de nuestros hijos?" Pero, cuando les ordenó el combate, casi todos se rehusaron, menos unos pocos de ellos. Mas, Dios bien conoce a los inicuos.