No desposaréis a las idólatras hasta que se hayan convertido; porque, una esclava creyente es preferible a una liberta idólatra, aunque ésta os plazca. Tampoco consintáis el matrimonio de vuestras hijas con idólatras, hasta que éstos se hayan convertido; porque, un esclavo creyente es preferible a un liberto idólatra, aunque éste os plazca. Estos arrastran al fuego infernal; en cambio, Dios, con su benevolencia, os invita al Paraíso y al perdón, y dilucida sus leyes a los humanos para que le recuerden.