Aun cuando presentaras cualquier clase de milagros, ante quienes recibieron él Libro, jamás adoptarán tu alquibla ni tú tampoco adoptarás la suya; pues, aun entre ellos, los unos no siguen la alquibla de los otros. Si te rindieras a sus deseos a pesar del conocimiento que has recibido, te contarías, entonces, entre los inicuos.