“¡Oh Sustentador nuestro! ¡Haz que estemos sometidos a Ti, haz de nuestra descendencia una comunidad sometida a Ti, muéstranos nuestros ritos de adoración y acepta nuestro arrepentimiento: pues, ciertamente, sólo Tú eres el Aceptador de Arrepentimiento, el Dispensador de Gracia!