Y, he ahí, que Abraham imploró: “¡Oh Sustentador mío! Haz de esta una tierra segura y provee de frutos a aquellos de sus habitantes que crean en Dios y en el Último Día.” [Dios] respondió: “Y a quien rechace la verdad, le dejaré disfrutar por un tiempo breve --pero al final le arrastraré al sufrimiento del fuego: ¡que mal fin!”