¿Y quién es más injusto que aquel que habiendo sido amonestado con los signos de su Señor se aparta de ellos y se olvida de lo que sus manos tendrán que presentar? Es cierto que les hemos cubierto los corazones para que no puedan comprender y hemos puesto sordera en sus oídos de manera que si los llamas a la guía no podrán seguirla nunca.