LA PARÁBOLA del paraíso prometido a quienes son conscientes de Dios [es la de un jardín] por el que corren arroyos: [pero, a diferencia de un jardín terrenal,] sus frutos serán eternos, y [también lo será] su sombra.Ese será el destino de los que se mantienen conscientes de Dios --y el destino de quienes niegan la verdad será el fuego.