[pensando que] tiene multitud de ayudantes --tanto de aquellos que él puede percibir como de aquellos que le están ocultos --que pueden protegerle de cuanto Dios haya dispuesto.En verdad, Dios no cambia la condición de una gente mientras estos no se cambien a sí mismos; y cuando dispone una calamidad para una gente [como consecuencia de sus malas acciones], no hay nadie capaz de evitarla: pues no tienen a nadie que pueda protegerles de Él.