«Y no os digo que yo posea los tesoros de Dios, ni que tenga conocimiento del mundo oculto a los sentidos. Ni os digo: ‘Verdaderamente, yo soy un ángel.’ Ni diré a quienes ante vuestros ojos son despreciables que Dios no les otorgará bien alguno. Dios es Quien mejor conoce lo que hay en sus almas. Entonces, sería, verdaderamente, uno de los opresores.»