Y Moisés oró: “¡Oh Sustentador nuestro! En verdad, Tú has concedido a Faraón y a sus dignatarios esplendor y riquezas en la vida de este mundo --y como resultado, Oh Sustentador nuestro, extravían [a otros] de Tu camino! ¡Oh Sustentador nuestro! ¡Destruye sus riquezas y endurece sus corazones, de modo que no lleguen a creer antes de que vean el doloroso castigo [que les espera]!”