Y no hay situación en la que os encontréis ni recitación que de él hagáis ni acción alguna que llevéis a cabo que no estemos siendo Testigos de ello cuando la emprendéis. A tu Señor no le pasa desapercibido en la tierra y en el cielo ni el peso de una partícula de polvo, ni algo aún más pequeño o mayor que eso, sin que esté en un libro claro.