En verdad, la vida de este mundo es como el agua que Nosotros hacemos descender del cielo. Se nutre con ella la vegetación de la Tierra, de la cual comen las personas y el ganado. Hasta que, cuando la Tierra se ha embellecido y adornado y sus gentes creen que tienen poder sobre ella, llega a ella Nuestra orden, por la noche o por el día, y la dejamos como si hubiera sido cosechada, como si no hubiera estado florecida el día anterior. Así explicamos detalladamente las señales para gente que reflexiona.