Y ciertamente hemos destinado al infierno a muchos seres invisibles y hombres que tienen corazones con los que no comprenden la verdad, ojos con los que no ven y oídos con los que no oyen. Son como el ganado --¡que va! son aún menos conscientes del camino recto: ¡ellos, precisamente, son los [realmente] inconscientes!